Nunca ha existido alguien como él, cuando caminaba por las calles saludaba a todo el que se encontraba con una sonrisa gigante y a veces se tomaba su tiempo para hacerlos reír fuera contando alguna anécdota o cuento. Este señor de quien hablo es mi abuelo, el que cuando era pequeño me llevaba a caminar, el que de adulto me sacaba papel y lápiz y me enseñaba a dibujar y que de viejo me enseño a dormir en paz.
Él se levantaba temprano en la mañana se ponía su bata, recogía el periódico y se ponía a leer mientras disfrutaba de un buen jugo de naranja. Siempre con una gran sonrisa llegaba al trabajo saludaba, motivaba, daba consejos sabios los cuales siempre inspiraba al que los escuchaba. Su nombre es Roberto y como nieto le decía “tata”. Mi tata en el almuerzo se sentaba en la cabecera, mientras almorzaban viendo a todas sus hermosas hijas y esposa empezaba a relatar historias de cuando era joven y estudiaba en la gran Universidad Industrial de Santander o sus grandiosas aventuras de cuando era niño y hacía travesuras con sus hermanos y amigos. Cómo todo gran santandereano después del almuerzo se tomaba una siesta cabe resaltar que él siempre iba a su casa al almuerzo ya que siempre nos enseño que el tiempo es oro y si se puede compartir con sus seres amados era mejor.
Al volver al trabajo constantemente miraba que todos sus empleados estuvieran haciendo el trabajo adecuado y ejerciéndolo al máximo ya que como él decía “la clave del progreso como gerente, jefe y padre es la humildad y involucramiento con todos sin dejar ninguno atrás”.
Al llegar a su casa después del trabajo, se reunía con sus hijas a ayudarles con sus responsabilidades académicas y mientras las supervisaba leía su revista llamada “selecciones”. Cuando la comida estaba lista, se reunía toda la familia en la mesa ya que para el no existía mejor tiempo de compartir y disfrutar de una buena comida que acompañado. Al dormirse se acostaba prendía su lámpara, leía hasta que el sueño le ganaba y se dormía.
Este es mi tata, el malagueño y el santadereano de corazón que nos dejó una sonrisa eterna, nos enseño a querer al mundo y a todos los que nos rodean.