miércoles, 23 de febrero de 2011

Como un Padre para Mi

Nunca ha existido alguien como él, cuando caminaba por las calles saludaba a todo el que se encontraba con una sonrisa gigante y a veces se tomaba su tiempo para hacerlos reír fuera contando alguna anécdota o cuento. Este señor de quien hablo es mi abuelo, el que cuando era pequeño me llevaba a caminar, el que de adulto me sacaba papel y lápiz y me enseñaba a dibujar y que de viejo me enseño a dormir en paz.

Él se levantaba temprano en la mañana se ponía su bata, recogía el periódico y se ponía a leer mientras disfrutaba de un buen jugo de naranja. Siempre con una gran sonrisa llegaba al trabajo saludaba, motivaba, daba consejos sabios los cuales siempre inspiraba al que los escuchaba. Su nombre es Roberto y como nieto le decía “tata”. Mi tata en el almuerzo se sentaba en la cabecera, mientras almorzaban viendo a todas sus hermosas hijas y esposa empezaba a relatar historias de cuando era joven y estudiaba en la gran Universidad Industrial de Santander o sus grandiosas aventuras de cuando era niño y hacía travesuras con sus hermanos y amigos. Cómo todo gran santandereano después del almuerzo se tomaba una siesta cabe resaltar que él siempre iba a su casa al almuerzo ya que siempre nos enseño que el tiempo es oro y si se puede compartir con sus seres amados era mejor.

Al volver al trabajo constantemente miraba que todos sus empleados estuvieran haciendo el trabajo adecuado y ejerciéndolo al máximo ya que como él decía “la clave del progreso como gerente, jefe y padre es la humildad y involucramiento con todos sin dejar ninguno atrás”.

Al llegar a su casa después del trabajo, se reunía con sus hijas a ayudarles con sus responsabilidades académicas y mientras las supervisaba leía su revista llamada “selecciones”. Cuando la comida estaba lista, se reunía toda la familia en la mesa ya que para el no existía mejor tiempo de compartir y disfrutar de una buena comida que acompañado. Al dormirse se acostaba prendía su lámpara, leía hasta que el sueño le ganaba y se dormía.

Este es mi tata, el malagueño y el santadereano de corazón que nos dejó una sonrisa eterna, nos enseño a querer al mundo y a todos los que nos rodean.

martes, 22 de febrero de 2011

“Aventuras en un Mar Terrestre”


Jaime es un fanático de las caricaturas, tiene 8 años y su programa favorito de televisión se llama “Los Tiburones del Asfalto". Ilusionado por tener uno de los personajes principales de la caricatura como juguete decide pedírselo a sus padres. Marta, su madre, comienza la aventura de buscarle el juguete a su hijo. Tienda por tienda la madre busca el gran regalo pero no lo encuentra ya que éste se encontraba agotado. Al sentirse agotada y decepcionada decide llamar a su familia en Bogotá.

La búsqueda de este apreciado juguete se traslado a la gran ciudad de Bogotá. Tíos, tías y abuelos de Jaime buscan este juguete en cada juguetería y siempre recibían la misma respuesta “se encuentra agotado”. Toda la familia de Jaime se sentía aburrida ya que todos le habían prometido éste regalo, además hubo una promesa de buen comportamiento y estudio de parte de Jaime y no lo querían decepcionar. Un día reciben una llamada de una cadena de tiendas llamada Pepe Ganga, llamaron para contarles que les quedaba uno solo. Su tía, apodada lulú, comienza el recorrido hasta allá sabiendo que otras madres querían éste gran tiburón de juguete. Cuando llega a la tienda comienza la batalla entre madres. Después de discutir llegaron a un acuerdo, consistía en hacer una rifa, ésta se basa en escoger un numero del 1 al 6, mamá por mamá y tía por tía dicen su numero y la ganadora fue lulú. Emocionada, comenzó a gritar por toda la tienda, fue un logro para ella ya que le iba a cumplir el sueño a su ahijado. Feliz llega a su casa a darle la noticia a Marta y emprende un viaje a Bucaramanga a entregarle el regalo a Jaime junto a sus dos padres.

Cuando llega se reúnen los cuatro en el comedor y le sacan a Jaime una caja. Confundido de ver a su tía, padre y mamá reunidos pregunta ¿que es?, inquieto rompe el papel de regalo y saca el muñeco, los ojos de Jaime brillan, la sonrisa creció más que el arcoíris al revés y sus manos comienzan a temblar de la felicidad. Éste fue el mejor día de su vida ya que el cumplió su promesa y objetivo y sus padres se sintieron orgullosos de cumplir con la de ellos

¿Costumbre o trabajo?


Mi padre se levanta entre 8:00 am y 9:00 am todos los días. Al bañarse y cambiarse acude al comedor a tomarse su jugo de naranja. Cuando sale de su casa prende el carro y arranca a la Clínica Chicamocha (Bucaramanga). Al entrar por el parqueadero saluda amablemente al celador. El se baja de su carro y pide el ascensor. Luego de esperar 4 pisos llega a la USI pediátrica con una gran sonrisa, ya que lo único que piensa es en salvar vidas. Allá todas las enfermeras y doctores lo tratan muy bien, el ambiente es muy amable. Al terminar la jornada de la mañana, el se dirige a su carro, considero que lo único que piensa en ese momento es en comida, ya que después de un arduo trabajo no hay nada más rico que un buen almuerzo.

Cuando llega a la casa, siempre silba de una forma característica, para indicarnos que llego. Al ponerse una sudadera, sandalias y otra camisa apunta a una sola dirección, el comedor. Siempre que almuerzo con el, se le nota lo agradecido que está con la vida ya que le ha dado muchos privilegios como lo es comer saludable y estar acompañados de su familia. Cuando termina, se dirige a su cuarto a dormir una siesta la cual le dura hasta las 2:30 pm, al levantarse, volverse a cambiar y lavarse los dientes, sale de nuevo con una sonrisa de oreja a oreja, pero ésta vez no se dirige a la clínica, si no a su consultorio. Al llegar allá, prende su computador y revisa la agenda del día, depende de que tan apretada esté el llega a la casa temprano o no, normalmente llega tipo 8 pm.

Después de una jornada laboral larga, el me llama a contarme su día y yo el mío, la charla puede durar mucho, eso depende de los que nos haya pasado en el día o el estado de ánimo de cada uno. Al llegar a su casa, se sienta en su silla favorita a mirar novelas, cuando terminan, sigue con el noticiero, cuando éste termina se toma un vaso de leche, se lava los dientes, y se acuesta a dormir.